Se ha hablado mucho de las situaciones vividas en las residencias de mayores al comienzo de la pandemia. De las responsabilidades por no haber enviado a los enfermos a los hospitales, pero no es de esto de lo que quiero hablar. Más que querer… es necesitar. Por mucho que lo haya compartido con mis seres cercanos, este vacío no consigo llenarlo con nada. Quizá esta plataforma me permita la paz que creo merecer.
En mi caso, no soy doctora, ni enfermera per se. Trabajo como asistente en una residencia de mayores, y me encargo de facilitar la mejor calidad de vida a los residentes dentro de las circunstancias.
No fue plato de buen gusto tener que acomodar a los enfermos en una zona sólo para enfermos, ni tener que mantenerles encerrados para evitar la propagación del virus… Escuchar las toses continuas, las llamadas de ayuda… era imposible atenderlos a todos. ¿En quién te centras en una situación así? ¿en las personas que todavía no están críticas o en aquéllas que están luchando por respirar las últimas bocanadas de oxígeno?
Yo, lo tuve claro en un primer momento. Escalofríos sentía al pensar que se estaban muriendo de esa manera, sin recibir visitas de sus familiares o amigos, sin contar con el calor una mano que te acaricie o, simplemente, sentir la presencia de otra persona que te muestre cariño.
Son muchos los residentes con los que tienes buena relación, pero hubo un caso muy especial para mí. No quiero dar nombres y apellidos, pero aquella señora me tenía ganada. No sé si porque me recordaba a mi propia abuela, pero por algo tenía una conexión especial con ella.
Aquella última mirada, antes de cerrar sus párpados para siempre, se me ha quedado clavada en el alma. Yo, a los pies de su cama, dándole la mano como si de un familiar mío se tratase… quise interpretar ese papel, quise acompañarla en sus últimos momentos ya que sus familiares no podían… porque sentía que así lo tenía que hacer. Tras meses de terapia, no sólo por esta situación sino por todo lo vivido, pienso que esa sensación de vacío la tendré siempre y sólo me quedará aprender a vivir con ella. Espero que mi relato sirva a otros, y que publicarlo en esta plataforma me sirva a mí para seguir avanzando con mi vida, tal y como solía hacerlo antes de esta indeseable pandemia.
